Programa de Desarrollo Social Agropecuario: el sueño y ascenso productivo de Renato

Sus orígenes no son de raíces campesinas, sin embargo, Renato Gatica viajó de la ciudad al campo a estudiar en una escuela agrícola en la comuna rural de San Fernando, cuando era pequeño. Desde ahí comenzó su cariño por la tierra. Su formación fue profesional, apegada a la producción para el agronegocio, esto le dio las bases para pensar como un futuro agricultor.

Hizo su práctica agropecuaria en un fundo en la localidad rural de El Monte, donde conoció al administrador Héctor Turra Paredes quien, con los pocos recursos que le daba su patrona, hacía producir el campo en plenitud. Con muy pocos insumos externos realizaba todas las producciones del campo, tanto en lo animal como en lo vegetal. Luego de terminar su práctica pasó por diversos trabajos (incluso la minería), pero se dio cuenta de que debía volver a la tierra: vendió las pocas cosas que tenía y arrendó una tierra en El Monte; construyó su casa, se casó y, con los conocimientos de la agricultura tradicional que adquirió en su práctica, logró sus primeras producciones libres de agroquímicos, las cuales comenzó a vender en una feria ecológica llamada “Eco-feria” en La Reina, Santiago.

Al principio, las pocas semillas que Renato tenía fueron regalo de su suegra y su suegro, quienes buscaban resguardar las tradiciones. Desde ahí comenzó a producir sus propias semillas, asistiendo a los Trafküintu o intercambios de semillas entre campesinos. Las herramientas pequeñas fueron de adquisición propia y las más tecnológicas tuvieron apoyo del Estado en concursos y proyectos: “Es importante el apoyo del entorno familiar y cómo se relaciona con los programas de gobierno para emprendimiento”, explica Renato.

Se vinculó con los planes de gobierno como el Programa de Desarrollo Social del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) que ha sido de gran ayuda, con apoyos en proyectos tan importantes como el de la construcción de su galpón de Gallinas Libres o el Motocultor que le cambió la vida. También optó por algunas herramientas financieras de cooperación estatal como el de la Secretaría de Cooperación Técnica, para su sala de procesos y equipos de faena.

La política de Estado que Renato considera como la más relevante en su ascenso productivo definitivamente es el Programa de Desarrollo Social de INDAP: “Porque si no hubiese sido por el programa yo no hubiese logrado crear redes con otros agricultores”. Renato explica que, si bien tiene un beneficio económico, porque el programa desarrolla actitudes que luego se transforman en productos finales, el fondo te predispone a trabajar codo a codo con otros. Los mismos técnicos que apoyan a los agricultores los ayudan a postular a otros programas. “Tú comprendes que los a los mercados emergentes no se puede llegar solo, sino que hay que trabajar en conjunto… la mejor herramienta lejos, lejos, lejos, ha sido el Programa de Desarrollo Social de INDAP”.

Su producción es “biodiversa”, es decir, tiene muchos componentes: “No pongas todos los huevos en una misma canasta”, explica Renato. Biodiversidad, rubros, mercados y canales de comercialización diferenciada son la clave. Diversas especies se mezclan para obtener una buena rotación en las mesas de cultivos. Las gallinas aportan huevos y carne; el guano lo usa para la fertilización de sus cultivos.

Tiene raíces como los infaltables rabanitos, que son muy rápidos, topinambur o alcachofa de Jerusalén, zanahorias, ajos, gran cantidad de hojas; lechugas hoja de roble, acelgas de hojas amarillas, rojas y blancas, espinaca, rúcula, mostaza roja, kale, habas, arvejas, tomates rosados y flores como los girasoles, caléndulas, begonias y todas las de recolección silvestre.

Del proyecto a la realidad

“Un proyecto como campesino soñador y viendo que, a prueba y error, mi sueño se hizo. El mejor proyecto es ver concretados tus sueños”, menciona Renato. En un principio su estándar era solo ético, luego el mercado y los consumidores lo empujaron a buscar una validación. Hoy tiene el sello “Manos Campesinas Agroecológico” y ha dejado la certificación de terceras partes para empezar a crear junto a las agricultoras/es de su localidad un “Sistema Participativo de Garantía”.

Este es un sistema que se encuentra dentro de la ley de Estado de agricultura orgánica y dicta cómo se certifican los productos biológicos, ecológicos u orgánicos. Es operado por los agricultores, quienes crean un sistema de trazabilidad y control de cómo se hacen sus productos. En él, se participa de forma cruzada, es decir, los vecinos se visitan mutuamente y entre ellos se acuerdan los puntos críticos para ser superados hasta la próxima visita. Es validado por el Servicio Agrícola Ganadero, quien reconoce el sistema y asigna un número a la organización de campesinos para que ellos mismos auto-certifiquen sus procesos de producción ecológicos.

“Si existe una agricultura limpia, entonces ¿existe una agricultura sucia? Son solo términos. Me he dado cuenta que muchos campesinos hemos sido empujados por un sistema, que te quita la capacidad de pensar. Se te entrega un paquete tecnológico y tú produces con los insumos que te dijeron que te llevarían al éxito productivo y, por ende, al comercial. Tal vez no es tan así, los altos costos de los insumos y semillas sumados al mal manejo de la aplicación de estas tecnologías nos hace ser ineficientes, sin mencionar el daño que le haces a las personas que consumen día a día productos con altas cargas de agroquímicos. También hay que mencionar el daño que le hacemos al medioambiente al derramar toneladas de insumos no aprovechados por los cultivos que se van en el agua de riego a los ríos, contaminando el medio ambiente”, afirma Gatica.

Eso y más, hizo que un joven Renato Gatica le diera la espalda a la agricultura convencional y optara por la agricultura tradicional. “Tú me dirás ‘pero la tradicional es la de agroquímicos’ y no, la tradicional es la que hacen los campesinos más antiguos, esos que aún mantienen en sus conocimientos los procesos naturales de producción y que muy pocos utilizan hoy en día. Esos conocimientos que fueron dejados de lado por la agricultura de la revolución verde, que se supone te simplificaría la vida”.

Optó por la agricultura tradicional, aquella de raíces campesinas que te dice que la luna está en menguante y es hora de sembrar; que ya va a la creciente y es hora de escardar, es decir, mover la tierra, preparar un enraizaste con la corteza de un sauce, hacer un repelente para insectos con ajo o un fertilizante foliar con ortiga. A Renato muchas veces le han dicho que esas son creencias de viejos incultos, pero lo cierto es que hoy se ha demostrado que no es así.

“Nosotros los nuevos agricultores, que algunos de la academia han llamado Campesinos Neo Rurales, hemos revindicado estos saberes y conocimientos ancestrales, demostrando científicamente que sí es productivo, son reales y están en armonía con el medioambiente en que vivimos. Por eso opté por la agricultura de tradición campesina, esa que hoy han llamado Ecológica, Biológica u Orgánica, todos términos para dar un valor agregado a la Agricultura Tradicional Campesina y ponerla en manos de unos pocos”, dice Renato

Estándares de calidad.

Renato Gatica es presidente de un sindicato de trabajadoras independientes llamado “Productoras Agroecológicas Valle del Maipo” en que el 90% de las agricultoras son mujeres. Sus planes para el futuro son tener una tierra propia y lograr junto a las compañeras del grupo de agroecología un sistema participativo de garantía (SPG). Su lema es “trabajar local, cambio global”. Cree firmemente en que trabajar con la comunidad cercana en lo comercial y lo social hará de un cambio en todo nuestro entorno.

El Programa de Desarrollo Social de INDAP le ha permitido trabajar para las certificaciones, la interacción con agricultoras, el intercambio de ideas y desarrollar un organismo social que sea creado por las mismas agricultoras. Dentro de lo que ofrece INDAP, el Programa Gestión y Soporte Organizacional (PROGYSO) fue uno de los programas de subvención para agricultores al que postularon para hacer el primer taller de agroecología en la zona y para crear el SPG. Pudieron contratar profesionales y agricultores para dar charlas, contaron con la presencia del presidente de los Agricultores Biodinámicos y la presidenta de la Federación de Agroecología. Con esos fondos públicos pudieron obtener otras herramientas como la ampliación de redes y conocimiento social.

Al vivir cerca de una gran ciudad (Santiago) ha privilegiado sus canales de difusión comercial. A 50 km tiene 3 mercados ecológicos que abren sus puertas a los productos que Renato y su equipo venden. La entrega de sus productos va a una cadena de Salad Bar y un restorán gourmet de tres estrellas llamado Michelin, el cual ha ayudado mucho en la posibilidad de una buena venta de los productos, incluso sumando a la producción de sus compañeras del grupo de Agroecología. “Y la difusión que hemos usado es sólo nuestro trabajo, puesto en vitrina en el mercado y siendo siempre coherentes con lo que decimos y hacemos; esa en nuestra mejor difusión”, destaca Renato. Los consumidores privilegian la cercanía de su productor.

“Si el éxito se mide solo por el dinero, tal vez no calificaría de exitoso, pero si me preguntas si me siento feliz con lo que hago, te respondería que sí. Eso es ser exitoso. Deberíamos medir el éxito por tu felicidad.