Sojeros gozan de buena vida pagado por los pobres

Los productores de soja afirman que, en último periodo de cosecha, los fenómenos climáticos como la helada, lluvias, la sequía y la ola de calor registrada en el verano pasado afectaron negativamente la productividad de las plantaciones tempraneras. Afirman que, a consecuencias de la inestabilidad del clima, perdieron el 40% de la producción y en términos económicos cuantificados representan uno 1.340.000.000 de dólares, que dejarán de percibir por la disminución de la producción. La extensión de soja plantada en el país supera las 3.400.000 hectáreas. Actualmente, ocupa la sexta posición entre los mayores productores de soja a nivel mundial, con una producción estimada de 9.800.000 toneladas.

El gremio de los sojeros, con fuerte influencia sobre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial que actúa como un poder en la sombra: elaboran las políticas para el Estado favorecer al sector y ordenan implementar a las autoridades de las instituciones legalmente constituida, como es habitual en cada acontecimientos políticos, económicos y sociales que afectan los intereses del sector, hace campaña de desinformación en los medios de comunicación con el fin de manipular la opinión pública para ganar el apoyo de la ciudadanía en las intervenciones directas del aparato estatal en defensa, promoción y asistencia al sector.

Según afirman los productores sojeros, la disminución de la producción afectará negativamente a todos los sectores de la economía paraguaya y en consecuencia, este año, al Producto Interno Bruto (PIB): sufrirá una disminución de 0,8%. Aseguran que las nuevas inversiones en las empresas y los servicios relacionados con la cadena de producción están paralizadas, que originó una crisis económica de proporción nacional. Exigieron al gobierno tomar una decisión especial de asistencia al sector para evitar el agravamiento de la crisis que “afecta al país” por la disminución de la producción de la soja. Pero, en realidad, la situación solo afectaría a los empresarios de la agricultura mecanizada con la reducción de sus ganancias.

El gobierno y los responsables del Banco Central, supuestamente para amortiguar la crisis financiera del país ocasionada por la baja producción de soja, decidieron devaluar el guaraní, la moneda nacional, frente al dólar americano, que en las últimas semanas alcanzó valores históricos nunca registrados. Los analistas de mercado, economistas y supuestos entendidos en la materia, que responden al sector, dijeron que la decisión fue la acertada, porque el ingreso en menor cantidad al país de la moneda americana será absorbido por la devaluación de la moneda local, es decir, los sojeros no sentirán el impacto de recibir el dólar en menor cantidad, ya que, al cambiar por guaraní, recibirán en mayor cantidad la moneda nacional.

Pero, como es de costumbre en el país de hacer las cosas en forma improvisadas y tomar decisiones en forma apresuradas, sin medir las consecuencias, a los responsables no importaron ¿Quién o quienes pagarán por la devaluación de la moneda?. La decisión de devaluar el guaraní convirtió la crisis de un sector, los sojeros, a una crisis nacional. La subida del dólar originó un efecto dominó en las subidas de los precios: empezó con los productos importados como el combustible que motivó el aumento de los pasajes del transporte público y en el valor final de los alimentos a los consumidores. El buen pasar de los sojeros, finalmente y como siempre, es pagado por los pobres.