Debemos trabajar fuertemente para que la agricultura familiar deje de estar invisibilizada

A partir de su participación en la reciente Conferencia Regional de América Latina y Caribe del Foro Mundial Campesino – FIDA, la presidente de la Asociación de Mujeres del Uruguay (AMRU) valoró la actividad como una experiencia muy rica que dejó mucha información y la posibilidad de conocer el trabajo del resto de las organizaciones de la región y la situación de la agricultura familiar en América Latina y Centroamérica. “La agricultura familiar sigue estando invisibilizada y debemos continuar trabajando fuertemente para que eso se pueda revertir”, sostuvo.

“Pudimos intercambiar también con otras mujeres campesinas e indígenas de la región y vimos que su situación es mucho más complicada que la de las mujeres rurales de Uruguay. Por ejemplo, en nuestro país hemos logrado la ley de cotitularidad de la tierra: la mujer tiene el mismo derecho que el hombre en cuanto a la tenencia de la tierra. Sin embargo, en otros países no están tan adelantados, no tienen el respaldo de las leyes para ello”, agregó.

Ana María señaló que falta conquistar muchos espacios; el tema de la tierra es el más importante, sin tierra no se puede producir, porque la mayoría de las veces es la mujer la principal productora. También falta apoyo para el acceso al crédito y a la capacitación. “No me refiero a Uruguay, porque de una manera u otra las familias buscan que sus hijos puedan capacitarse, el problema es que después no vuelven al campo, perdemos a nuestros jóvenes. Los capacitamos y encuentran otros medios económicos que les dan más rentabilidad que la producción familiar”.

No es fácil mantener a los jóvenes en el medio rural, tenemos que ser muy inteligentes, cambiar, diversificar. “En mi caso, diversifiqué la producción de mi predio y voy a dejar a mis hijos al frente de la nueva empresa que armé. Fue una estrategia pensando en que ellos pudieran seguir ligados a la producción agropecuaria, a los proyectos. A la vez, trabajé en alianza con otras organizaciones y desarrollé otros proyectos en el territorio, incluyendo a vecinos que solo tenían producción ganadera y actualmente producen una hectárea de frutales nativos, que les da ingresos superiores a los que les daba la producción ganadera”, contó.

“Hay que pensar en cómo desarrollar propuestas productivas, rentables y que económicamente aporten a la familia en el momento, pero que también les quede a los hijos o a los nietos en el futuro”, finalizó.