Mínima infraestructura hace milagros en zonas rurales

En zonas rurales del Paraguay, el paisaje que se presenta es el mismo. El escenario está protagonizado por la vegetación seca, el calor sofocante y en los causes hídricos cada día fluye menos agua, secuelas del largo periodo de sequia y las altas temperaturas que castigan el territorio nacional. A diferencia de la justicia del hombre, al momento de castigar la naturaleza no discrimina entre el productor empresarial y el agricultor familiar, afecta por igual a ambos sectores. En la tierra del productor y del agricultor, las consecuencias del fenómeno climático son similares, en ambas fincas las plantaciones de los rubros de temporada están perdidas.

La triste y desolador realidad transmite un estado de ánimo desesperante y agobiante. En la inmensidad del horizonte, el paisaje que se observa es la misma, solo cambia el lugar, pero la escena continua igual. El guion dramático, a cualquier persona induce a creer que vivir en el área rural ha perdido la principal característica, la vida tranquila en medio del verde de la naturaleza sin preocupaciones. Muchos factores son señalados como el responsable o elementos de incidencia para el descontrol del clima. Algunos consideran castigo divino, otros apuntan a la destrucción de la selva y otros consideran un fenómeno normal que suelen suceder esporádicamente.

En el Asentamiento San Isidro, ubicado en el distrito de Francisco Caballero Álvarez, departamento de Canindeyú, la situación actual no es diferente de los demás lugares, en todas partes se observa perdidas de plantíos de temporada. En la comunidad, las familias agricultoras también sufren de la consecuencia del efecto climático, el mayor parte del cultivo de temporada perecieron. Así también, los productores (agricultura empresarial) igualmente fueron castigados por el fenómeno meteorológico, perdieron la totalidad o gran parte del cultivo de soja. El asentamiento esta prácticamente rodeado de grandes extensiones de plantaciones de soja. Las pocas áreas cubiertas de bosques nativas están en finca de agricultores.

En medio del ambiente hostil surge que a primera vista parece corresponder a otro universo, un mundo aparte, sin embargo, es la finca del agricultor familiar Julio Rojas. En la zona están ubicadas más de 100 finca de productores y agricultores, pero la finca de Rojas se distingue de todas las demás, porque en periodo de larga sequia es la única que produce y dispone de alimentos de todas variedades. El agricultor explicó que no existe ningun secreto ni se trata de un caso de suerte de una bendición divina sino es el resultado de tener acceso, aunque mínimamente, a infraestructura: sistema de riego.

Agregó que el “milagro” fue posible a la inversión de unos USD 2.000 en compras de equipamientos necesarios para instalar el sistema de riego, que cubre una superficie de 10.000 m2 (una hectárea). Añadió que en la finca produce todas variedades de alimentos y espera recuperar la totalidad de la inversión en la cosecha de esta zafra, principalmente gracias al buen precio de la sandía y el melón, frutas tradicionales que para los/as paraguayos/as significa una obligación consumir en esta época del año. El buen precio se sebe a la poca oferta en el mercado a consecuencia de la sequía.