La vigencia histórica y estratégica de la agricultura familiar y las comunidades campesinas en tiempos de pandemia
Con la imposición del modelo neoliberal a fines de los años 90 se dio paso también a una serie de intentos de destruir a dos bastiones de la producción agropecuaria del país y que además han cumplido un rol fundamental en la preservación de la rica biodiversidad y de los recursos naturales, como son las comunidades campesinas y la agricultura familiar y campesina.
La postura dogmática e ideológica de los apóstatas del neoliberalismo consideran que las comunidades campesinas y los pequeños productores agropecuarios familiares, de base minifundista, constituyen un factor de atraso a sus propuestas de convertir a la agro exportación en la base de sus políticas de desarrollo agrario.
Por ello, los gobiernos de turno de los últimos 30 años han dado una serie de normas legales para debilitar a las comunidades campesinas de las tres regiones naturales del país, y despojarlas de sus territorios, propiciando diversas estrategias en sintonía con los planes de expansión de las empresas transnacionales.
Por ello, en los territorios de las comunidades campesinas se libran permanentes conflictos sobre todo con las empresas mineras y de hidrocarburos que amparadas en el engranaje legal y su poder político y económico desarrollan sus actividades extractivas violentando sus derechos fundamentales y destruyendo sus recursos naturales; y al mismo tiempo se mantienen los privilegios de las grandes empresas agroexportadoras ligadas a grupos de poder.
El país y el mundo se encuentran enfrentando las graves consecuencias de una pandemia que ha exigido medidas drásticas de confinamiento o cuarentenas. En este duro periodo de restricciones para frenar el avance traumático de la pandemia de Covid-19, ha sido la agricultura familiar y campesina la que ha contribuido a garantizar la alimentación del pueblo peruano.
A pesar de ese invalorable aporte de los productores familiares, estos siguen siendo excluidos una vez más de las medidas dictadas por el gobierno para reactivar la economía del país, así como de los beneficios y subsidios que el gobierno dispuso para afrontar la pandemia como los bonos de apoyo económico.
Frente a las demandas de los gremios y organizaciones agrarias como la Confederación Campesina del Perú, CCP, el gobierno anunció la implementación de un Fondo de Apoyo Empresarial Agrícola, FAE-Agrícola. Nuevamente, los cientos de miles de agricultores familiares han sido excluidos de este fondo, con el cuento no son sujeto de crédito.
La CCP y sus federaciones de base, han continuado presentando propuestas para atender las demandas de la agricultura familiar y campesina, sin que hasta ahora no haya respuesta del gobierno. Estas propuestas fueron fundamentadas hace algunos días en un foro de análisis y debate en el que se planteó la necesidad de fortalecer la organización campesina y desarrollar una estrategia de lucha en defensa de la agricultura familiar y las comunidades campesinas.
Ese es el reto inmediato que la CCP tiene por delante: retomar el mensaje de la historia que nos dice que los gobiernos solo escuchan con la lucha organizada como se demostró en el paro agrario de mayo del 2019. Ese es el desafío que tenemos por delante para defender la vigencia histórica y estratégica de la agricultura familiar y las comunidades campesinas.
El Comité Ejecutivo Nacional de la CCP