Justo Guevara, ejemplo de que a través del asociativismo y el apoyo del Estado, los pequeños productores de Huaco pueden progresar
Justo Guevara nació hace 53 años en Huaco, una localidad muy pequeña del departamento de Jáchal, al norte de la provincia de San Juan. Estuvo casado, tiene tres hijos con quienes compartió la vida en el campo, pero que al momento viven con su madre en La Rioja. En su finca, de 2,5 hectáreas da servicios de turismo rural, produce alfalfa, cría ovejas y gallinas en pequeña cantidad. En la actualidad lo ayuda su hermano, Guillermo. Apuesta a que luego de la pandemia pueda volver a prosperar su gran sueño, el del turismo rural, que con mucho esfuerzo comenzó hace algunos años en su casa.
Cuenta Justo: “Hasta el año 2015, la producción más característica de esta zona era la cebolla. Casi todos los agricultores por acá la sembrábamos. No teníamos mucho apoyo institucional y todo se complicó cuando dejó de tener precio, porque no tenía mercado. Entonces casi no teníamos rentabilidad y se complicó la supervivencia para muchos. En ese año, por suerte vino de visita Carlos Achetoni, que actualmente es el presidente de Federación Agraria Argentina, pero en ese entonces era parte de la conducción de FAA. Cuando vio nuestras necesidades nos ayudó mucho a ponernos en contacto con la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de la zona. Siempre valoro ese hecho, porque FAA fue la única institución que se preocupó por el agricultor, por el chacarero de aquí de la zona”.

Fue así que los productores de la zona comenzaron a trabajar junto a la agencia de extensión de Jáchal del INTA[1]. Junto a la Ing. María Teresa Fernández que es quien se vinculó con ellos, analizaron las posibilidades que tenían y decidieron cambiar la producción de la zona. Así, comenzaron a sembrar alfalfa y comino, y debieron buscar otras formas de trabajar. “Desde la llegada de FAA, los productores nos organizamos, formamos una filial de la entidad y mantuvimos un contacto muy fluido con la EEA de Jáchal, que si bien ya existía antes de eso, nosotros empezamos a dialogar y a la fecha tenemos contacto semanal con ellos. Nos asesoran, nos dan apoyo técnico y nos han permitido hacer muchos cambios a los agricultores”, cuenta Justo. Y precisa que también hay productores ganaderos que crían vacas, ovejas y cabras, que reciben asistencia técnica para mejorar sus producciones.
De a poco, con ese apoyo y sus ganas de trabajar, los productores lograron revertir la situación y comenzar a tener alternativas de rentabilidad. “Antes, todos los trabajos que hacíamos eran en base a lo que se transmitía de boca en boca de un agricultor a otro. Hoy, gracias al INTA sabemos qué aplicar, cómo mejorar nuestros cultivos y muchas cosas más. Ha sido muy valioso ese aporte”, reflexiona Justo.
Algunos meses después, les ofrecieron sumarse al programa Cambio Rural[2], en el año 2016. Detalla Justo: “Formamos un grupo con otras 5 familias, al que llamamos El Cardón. Para dedicarnos al turismo rural. Nosotros del tema no sabíamos nada, así que empezamos a hacer las capacitaciones que nos dieron. El programa nos ponía a disposición un técnico en turismo llamado Domingo Martínez, que nos asesoraba para ir mejorando. Entre las 6 familias nos distribuimos, porque unos trabajamos con el hospedaje, otro en su misma casa armó un pequeño comedor, donde servía comidas regionales como empanadas al horno de barro, locro de choclo, otros hacen paseos, es decir cada uno hace una parte”.
Para avanzar con esta iniciativa, los productores debieron hacer un gran esfuerzo familiar y grupal, que asumieron con mucha esperanza y alegría: “Tuvimos que adaptar nuestras fincas y eso fue una inversión que cada uno hizo. Hubo que, por ejemplo, que cambiar las ventanas, porque las que tenía la casa no eran adecuadas, o no tenían muy buena vista. Así que reemplazamos las viejas por otras con vidrios. Además, debimos modificar la pintura, porque a la casa uno la pinta a la manera de uno; pero vino una técnica en decoración y nos dijo que esos colores no convenían para el hospedaje, porque eran fuertes y exaltantes. Sugirió que pintáramos con colores más suaves, que tuvieran un efecto más relajante para el que se hospedara, para que tuviera un buen descanso. Así que hicimos esas modificaciones que, por supuesto costaron, porque todo lo tuvimos que poner de nuestro bolsillo. Pero estábamos con mucha esperanza, y avanzamos. Llegamos a recibir varios grupos y fue una experiencia muy linda. Después llegó la pandemia, el aislamiento, y toda la incertidumbre que sentimos de no saber lo que sucederá. Pero tenemos fe de que en algún momento esto va a pasar, tenemos esperanza de seguir trabajando. Es algo muy lindo y es algo que nos gusta mucho, una alternativa muy positiva, porque el turismo es donde todos tenemos oportunidades, no sólo el que tiene el comedor y el hospedaje sino el que tiene el cabrito, el carnero y otros productos locales, tiene oportunidades para colocar sus productos. Así que tenemos muchas ganas de poder seguir”, se entusiasma Justo.
Por su parte, Guillermo, su hermano mayor, vive cerca suyo, en la que fue su casa paterna. Él también es parte del grupo y se encargaba junto a otra mujer de la zona (Eva Castro) de organizar las cabalgatas y los paseos a caballo que les ofrecían a los turistas. “También trabaja conmigo con las ovejas y con las gallinas, que es parte también de lo que le mostrábamos a los turistas: les mostrábamos cómo se trabaja con esos animales y queríamos ir agregando otras cosas más”, cuenta.
Cabe señalar que la zona tiene como principales atractivos el Viejo Molino de Huaco, que data de 1775 y es patrimonio histórico nacional, por su gran valor histórico y cultural. En él se procesaba el trigo para producir la harina en el siglo XIX, cuando la industria local era tan importante que no sólo abastecía a los alrededores sino también proveía a Córdoba, Buenos Aires y Tucumán. Por otro lado, en Huaco nació Buenaventura Luna, que fue un periodista, músico, compositor, poeta y político que tuvo gran influencia en la música folklórica argentina. El escribió los famosos temas “Zamba de la toldería” y “Vallecito de Huaco”, en el cementerio local puede verse su tumba. Además, está ubicada en un lugar estratégico, a 80 km del parque provincial Valle de la Luna y a 150 km del parque Nacional Talampaya, ambos declarados bienes naturales por la Unesco.
Además de las familias vinculadas con el turismo, en paralelo, había otro grupo de productores que trabajaba con membrillo, que es la fruta que prevalece en la zona. De este modo, el trabajo de los agricultores se fue vinculando, para ofrecer servicios y productos a los turistas, y eso les permitió dar un paso en cuanto al asociativismo. Así, hace un año y medio se empezaron a organizar todos los productores, que también estaban en la filial de FAA, para tratar de formar una asociación, para poder salir adelante y superar las necesidades que podían ir surgiendo. Se trata de alrededor de 60 productores, que desarrollan distintas actividades.

Cuando en 2016 llegó a la zona el gobernador de la provincia, Sergio Uñac, para inaugurar una planta, la señora Marina Tejada tuvo oportunidad de hablar, en nombre de los productores. Ella le dio la bienvenida al pueblo y le explicó al mandatario las necesidades que tenían los productores, en especial pidieron maquinaria, porque realizaban casi todas las actividades de manera manual. Él tomó nota de lo pedido, y tiempo después envió las máquinas solicitadas. Esto también fortaleció la voluntad de los productores de conformar de manera formal la Asociación de Productores de Huaco, que ha sido la depositaria de esas herramientas.
“Ahora ya está la personería jurídica prácticamente aprobada; por la pandemia se demoró todo un poco pero ya estamos en las instancias finales. Conseguimos un tractor, un arado de disco, una rastra de disco, una enfardadora, una segadora y un rastrillo. Toda esa maquinaria desde luego que ha provocado un cambio total en lo que es la producción, porque ahora los trabajos se hacen mucho más rápido. Si con el caballo estabas 7 u 8 días para arar una hectárea, ahora con el tractor en dos horas se ara la hectárea de tierra. También de esa manera hay productores que han logrado duplicar su producción. Además, también se abaratan los costos, porque lo que se tardaba en arar con el caballo, que se requería un obrero permanente, ya no, ha habido un cambio total ahí. Así que cuando el intendente entregó las máquinas que enviaron desde la provincia, fue un gran acontecimiento aquí”, cuenta Justo.

A nivel municipal, los productores reciben anualmente ayuda en semillas de alfalfa, que les entrega la Dirección de Producción, dependiente del municipio. Agrega Guevara: “Se le entregan módulos de semillas certificadas a los productores, o a veces fertilizantes… cada año el estado municipal nos hace algún aporte, y esto se fue consolidando, tanto la ayuda provincial como la municipal, en los últimos años, desde que nos fuimos juntando los productores. Contamos con un poco más de apoyo, y eso es importante para salir adelante”.
Lo que queda por hacer
En cuanto a la comercialización, cuenta Justo que todavía les queda un tramo por resolver. Si bien funcionan como asociación para brindar servicios con la maquinaria, para avanzar con gestiones y salir adelante, todavía “están un poco desorganizados en relación con la comercialización”, según sus palabras. Y relata: “Por lo general, cada productor vende su alfalfa de forma individual. Excepto cuando el tractor de la asociación va a hacer esos trabajos, que se entrega un porcentaje para hacer el enfardado (como hay productores que no pueden pagar con dinero entregan un porcentaje en fardos) y eso lo vende directamente la asociación. Pero cada productor tiene una cartera de clientes por ahora. Cada uno vende en forma particular, hay algunos que tienen otros clientes y otros que tienen medios de poder trasladar a pueblos vecinos de La Rioja y hasta Chilecito, que es donde se vende lo que se enfarda acá. Espero que en un corto plazo podamos organizarnos mejor para vender colectivamente”.
Y detalla: “Sin dudas, en un principio, haber tenido contacto con FAA ha sido algo muy positivo, algo que nos ayudó porque en ese tiempo los agricultores estábamos muy desamparados. No había nadie que viniera a vernos ni a darnos una mano. Ahora tenemos un buen contacto y fluido con la gente del INTA y eso también fue algo altamente positivo. Ahora por la pandemia no tenemos tantas visitas, como había en años anteriores, pero esperemos que pase. Todo esto nos enseñó que juntarnos y trabajar en conjunto da mejores resultados, así que ojalá podamos seguir creciendo en este sentido”.
El agua: un problema a resolver
La irrigación de agua para riego en la zona de Huaco depende del dique Los Cauquenes. Cuenta Justo que hace un tiempo le hicieron un boquete al muro de contención del dique para desagotarlo, “porque los análisis del agua indicaban que se habían acumulado muchas sales, por lo que pretendían eliminar esa agua, considerando que las vertientes que aportan allí sus aguas traían agua dulce. Sin embargo, éstas no han podido drenar el barro que había en la zona, por lo que los vecinos estamos muy preocupados porque todo indica que el agua con la que contamos alcanzaría hasta diciembre, no más. Estamos sumamente alarmados porque necesitamos saber que contaremos con el agua. Pedimos que alguien pueda solucionar esta situación que es acuciante, porque nuestro trabajo depende del agua. Esperamos que el gobierno provincial pueda resolver esta situación cuanto antes, porque cada día vemos cómo sigue bajando el nivel del agua, que como todos sabemos, es nuestro más importante insumo como productores”, señaló preocupado.

Pensar en el futuro
Cuando se le consulta a Justo sobre las expectativas a futuro, piensa en todos los productores de Huaco: “Por ahora ha sido un poco difícil avanzar como uno quisiera en la asociación, porque somos un pueblo chico y eso hace que quizá la gente sea un poco más reacia a trabajar en grupos, no es tan fácil. Pese a eso, hemos podido empezar y, por primera vez en la historia de Huaco, hemos dado un primer e importante paso al conformar la Asociación. Me encantaría que vaya creciendo más y el productor pueda ir perdiendo la mirada individualista de trabajar, para que podamos estar cada vez más unidos, trabajando en conjunto y en forma asociativa, que creo que es la forma más fácil para conseguir las metas y lograr los objetivos a los que queremos llegar”.

En distintos tramos de la charla, la incertidumbre que planteó el Covid-19 entre los productores de la zona ha sido un tema recurrente, que sigue presente al pensar en lo que está por venir. Dijo Guevara: “En cuanto al grupo de turismo, mi expectativa es que ojalá esto pase pronto y podamos seguir trabajando como veníamos haciendo. Para mí es una alternativa altamente positiva y creo que, con el tiempo, vamos a poder lograr un cambio en lo económico sobre todo acá en Huaco. Yo tengo mucha fe y esperanza, de que va a ser así. Sueño con que todos podamos decir que vivimos de esto, y que no dependemos del gobierno ni de nadie más; que podamos vivir de lo que nosotros hacemos. Ese es mi mayor anhelo”, concluye emocionado mientras el que escucha, piensa: “Seguramente será así. Fuerza y trabajo no les faltan, así que ojalá puedan lograrlo”.
Caso escrito por Vanina Fujiwara – corresponsal COPROFAM en Argentina
[1] Sobre el programa de Extensión y desarrollo rural del INTA: “Nuestro sistema de extensión y desarrollo rural apoya procesos de intercambio de información y conocimientos para el desarrollo de las capacidades de innovación de los miembros de las comunidades rurales, urbanas y periurbanas. Asimismo, en una estrategia en red junto a gobiernos provinciales, municipales, ministerios nacionales, universidades, ONG, entre otras entidades, impulsa a los productores y a sus organizaciones para que sean competitivos, se desarrollen en un marco de equidad e inclusión social y de cuidado del ambiente. Para una mejor inserción en los territorios, el sistema cuenta con más de 330 unidades de extensión localizadas en todo el país”. Fuente: https://www.argentina.gob.ar/inta/investigacion-y-extension.
[2] Cambio Rural “es un programa que depende de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca que promueve el crecimiento de la producción rural a través de sus productores, con el apoyo técnico del INTA. Mediante la metodología del trabajo grupal y el intercambio de experiencias, busca facilitar la reconversión productiva, la generación de conocimientos y potenciar habilidades y destrezas de los integrantes del grupo, en los aspectos productivos, organizativos y de gestión. Además, a través del encuentro de productores, pretende generar acciones e inversiones colectivas que mejoren las condiciones de producción y potencien el desarrollo agroindustrial del país. La finalidad de Cambio Rural es, a través de la asistencia técnica, promover y facilitar la intensificación y reconversión productiva, como un medio para mejorar la situación productiva y socioeconómica de los pequeños y medianos productores rurales y propender al desarrollo agroindustrial en todo el territorio nacional, impulsando el aprendizaje grupal”. Fuente: https://bit.ly/3eaoEKc