Desde Pichari, la coca digna también es Patria: 20 años en el corazón del VRAEM

Escribe Nelson Yupanqui Gómez, desde el VRAEM

En tiempos en que el país parece olvidar sus raíces más profundas, desde el VRAEM, Pichari vuelve a hablar con fuerza. Este 2025 se cumplen 20 años del Festival Internacional de la Coca, y no se trata solo de una celebración. Se trata de una afirmación histórica, política y cultural. Porque aquí, en este rincón del Perú estigmatizado por décadas, la hoja de coca sigue siendo símbolo de vida, dignidad y futuro.

Desde niño he visto cómo la coca alimentaba a las familias cuando nada más lo hacía. He visto a mis padres, a mis vecinos y a mi comunidad trabajar con esfuerzo, sin apoyo, sin crédito, sin presencia estatal, pero con la frente en alto. ¿Cómo no sentir orgullo por una hoja que nos ha sostenido cuando otros nos señalaban? ¿Cómo no levantar la voz cuando esa misma hoja es criminalizada por quienes nunca han pisado nuestro suelo?

Hoy soy profesional y regresé a Pichari porque creo en mi gente. Porque sé que aquí hay sabiduría, fuerza y esperanza. Y porque sé que la coca no es el problema: la falta de inversión, de diálogo y de respeto, sí lo es.

Este festival no solo expone productos. Expone verdades. La verdad de un territorio que ha resistido con cultura; la verdad de mujeres productoras que, además de criar hijos, lideran cooperativas; la verdad de jóvenes que ya no quieren migrar, sino quedarse y transformar su realidad.

Durante estos veinte años, el festival se ha convertido en una plataforma de orgullo colectivo. Aquí hablamos de comercio, de usos ancestrales, de alternativas productivas, de propuestas desde la base. Aquí no se glorifica la ilegalidad: se dignifica una cultura viva que ha sido malinterpretada por décadas.

No pedimos favores. Pedimos justicia. Queremos un Estado presente, pero no con helicópteros ni erradicadores. Lo queremos con caminos, educación, salud, mercados, y sobre todo, con oídos abiertos. Porque el Perú profundo no necesita represión, necesita reconocimiento.

Desde Pichari, desde el corazón del VRAEM, seguimos sembrando más que coca. Sembramos dignidad, cultura, futuro. Y este festival lo grita con alegría y coraje: la coca también es patria. Y su pueblo merece ser escuchado.