El poder femenino detrás del cacao premium: OTARIS marca un nuevo estándar de calidad

Escribe Nelson Yupanqui Gómez
En el corazón productivo del VRAEM, la Asociación Agroindustrial de Mujeres Productoras de Cacao y Café – OTARIS se ha convertido en un ejemplo inspirador de cómo la calidad puede transformar no solo un producto, sino también la vida de una organización y su territorio. Con procesos de poscosecha estandarizados y orientados a los mercados especiales, OTARIS demuestra que la excelencia es una estrategia de desarrollo sostenible.
La apuesta por la calidad no nació por casualidad. Frente a los desafíos del mercado y la necesidad de ofrecer un cacao competitivo, las socias de OTARIS decidieron profesionalizar cada etapa del proceso, implementando protocolos rigurosos de fermentación, secado, clasificación y almacenamiento. Hoy, cada lote de cacao producido por la asociación cumple con parámetros de humedad, temperatura y tiempo que garantizan un producto homogéneo, trazable y de perfil sensorial superior.
Este enfoque técnico les ha permitido acceder a mercados especializados que demandan cacao fino de aroma con estándares consistentes. Empresas como La Ibérica han reconocido este esfuerzo, concretando compras que superan el millón de soles, un indicador claro del valor que otorga la industria al cacao premium del VRAEM procesado por manos de mujeres organizadas.

Pero la estandarización de la poscosecha en OTARIS es mucho más que un logro técnico; es un modelo de desarrollo basado en la calidad. A través de la capacitación continua, la asistencia técnica y la disciplina organizacional, las socias han fortalecido sus capacidades, mejorado sus ingresos y demostrado que la sostenibilidad empresarial también se construye desde la mejora de procesos. La calidad se ha convertido en un motor de autonomía económica, liderazgo rural y transformación social.
OTARIS no solo produce cacao: produce oportunidades. Con su visión de largo plazo, busca seguir posicionándose como un referente nacional de cacao de alta calidad, demostrando que en el VRAEM es posible construir competitividad y desarrollo desde la estandarización, la innovación y el trabajo colectivo. Su historia confirma que cuando la calidad es una decisión, el crecimiento es inevitable.


