FIA cierra los Talleres Conecta 2022 con exitoso encuentro en la Región Metropolitana
El mundo de la ciencias agropecuarias y ofrestales enfrenta al menos una dificultad seria. Como trabajan en las fronteras del conocimiento, muchos de los hallazgos que realizan no son aplicables al predio o el tiermpo que requieren es demasiado largo para que insumos tecnmológicos o bio tecnológicos que producen tengan aplicación y cuando se trata de la agricultura familiar campesina, esa posibilidad debe ser económica, de fácil acceso y manipulación. En esa dirección, manteniéndolos en los laboratorios y bibliotecas, pero empujando para que sus investigaciones tengan impacto en el territorio, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), realizó el Taller Conecta Región Metropolitana con el objetivo de impulsar procesos de innovación en el sector silvoagropecuario y la cadena agroalimentaria nacional.
El Taller contó de una actividad de networking, en la que emprendedores y actores del agro pudieron generar redes e intercambiar ideas para fortalecer sus proyectos. Además, se presentó el caso de éxito que corresponde al desarrollo de un bioinsumo para reducir la Lobesia botrana durante el periodo invernal en viñedos. La iniciativa tiene como finalidad promover la conexión entre actores del ecosistema de innovación y emprendimiento en el agro, buscando generar contactos e incorporar nuevas ideas aportadas por otras personas, que potenciarán el impulso innovador.
La representante de FIA en la Región Metropolitana, Carolina Fuentes, destacó “El Taller es una gran instancia que permite generar espacios de conocimiento entre distintos actores, que comparten experiencias, que se pueden generar sinergias entre ellos”.
Por otra parte, el caso de éxito a destacar en el taller fue desarrollado por Eduardo Tapia, Doctor en Biotecnología e investigador de INIA La Platina, quien en conjunto a su equipo de trabajo y la articulación con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), y productores de vides de la Región, logró elaborar y validar un biopesticidas en base a hongos entomopatógenos nativos que permite reducir la población de Lobesia botrana durante el período invernal, para el cual no existían alternativas de control biológicos o químicos disponibles en el mercado nacional e internacional. De este modo, generó un producto innovador en línea a una agricultura más sustentable que permitirá un manejo integrado de esta plaga en vides. En el contexto global, el cambio climático ha contribuido a un mayor número de vuelos y de ciclos reproductivos de la polilla de la vid (lepidóptero Lobesia botrana) en el Mediterráneo, favoreciendo su propagación en Europa. En Chile es considerada una plaga cuarentenaria, presente desde la Región de Atacama hasta la Región de La Araucanía.
Una de las principales plagas que amenaza la oferta exportadora de uva de mesa en Chile es la polilla del racimo de la vid, Lobesia botrana (Denis & Shiffermüller) (Lepidóptera: Tortricidae). Esta plaga originaria de Europa fue detectada por primera vez en Chile, el 2008, en la zona de Linderos, Región Metropolitana. Debido al grave daño fitosanitario que genera en los cultivos de exportación, como uva, arándano y ciruela, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) la declaró bajo control obligatorio mediante la Resolución N°5.916 de 2016 modificada por la Resolución N° 3.213 de 2017.
El coordinador del caso de éxito, Eduardo Tapia, señaló que “para mí es super entretenido poder contarle a la gente cómo uno llega esta etapa y cuenta con el resultado final, pero siempre considerando que hay un camino, errores que uno debe ir solucionando. Es genial poder compartir las ideas en estas instancias para que la gente pueda tomarlas, generar propias y ver qué le sirve para sus proyectos”.
Experiencia exitosa
La representante regional de FIA, Carolina Fuentes, enfatizó que “respecto al caso de innovación me gustaría destacar dos aspectos, por un lado, es el de la innovación propiamente tal, generar un producto que no existía disponible en el mercado para el control invernal. Por otro lado, hay que destacar la sinergia que hubo con el SAG y productores vitivinícolas de la región metropolitana y de la sexta región que ayudaron a validar este producto en condiciones de campo. Este proyecto va en línea con una agricultura más sustentable, con menos residuos y menor uso plaguicidas”.
Entre los asistentes al encuentro estuvo Eduardo Tapia Rodríguez, subdirector de Investigación y Desarrollo del Centro INIA La Platina quien destacó que “actualmente se utilizan técnicas de confusión sexual y aplicaciones de productos químicos para el control de Lobesia. Estas estrategias de control cubren una etapa del desarrollo de la plaga, que son las larvas neonatas con la aplicación de productos químicos y la confusión de los machos con feromonas sexuales. En la actualidad, trabajamos con hongos entomopatógenos nativos, que tienen la capacidad de crecer durante el invierno y son aplicados a otro estado de desarrollo, anterior a los mencionados, actúa sobre la pupa, se alimentan de ella y evita que salgan menos polillas en primavera. Al tener menos polillas volando, tenemos menos huevos, y por consiguiente menos larvas, por lo que se hacen más efectivas las técnicas de control. De esta forma, esperamos ir ciclo a ciclo controlando y disminuyendo la lobesia en el país”.
“Al ser un bioinsumo tenemos un montón de ventajas que no tienen los productos químicos, no presentamos carencia, ni riesgos por toxicidad. Fue pensado en generar las menos disrupciones en el ecosistema de la viticultura y esa es uno de los grandes beneficios que tiene este producto”, agregó Tapia.
Para finalizar, podemos señalar que, a la fecha, el producto está licenciado a la empresa BioNativa quienes tienen el interés de producir y distribuir este bioinsumo, sumado al necesario cambio cultural impuesto por los efectos del cambio climático e inocuidad alimentaria en la agricultura.


