Censo Agropecuario muestra la nueva cara de la agricultura en Brasil

El último Censo Agropecuario brasileño del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), divulgado el 26 de julio, muestra la agricultura familiar cambió a lo largo de los años, después de 11 años separan los datos recolectados recientemente de aquellos divulgados, hasta entonces, por última vez en 2006.

La nueva cara del campo brasileño viene ganando rasgos cada vez más femeninos y experimentados, ya que la participación de mujeres y personas con 65 años o más en la dirección de los establecimientos aumentó, llegando a, respectivamente, el 18,6% y el 21,41%. En 2006, las mujeres representaban el 12,7% de los productores y los ancianos, el 17,52%.

La agricultura familiar, a pesar de los percances y de la necesidad del fortalecimiento de políticas públicas, creció también en número de establecimientos rurales. Hoy son 5% más de área total frente a la recolección de datos anterior, totalizando 350.253.329 hectáreas. A pesar de ello, todavía carece la ejecución de acciones que garanticen a los productores que no tienen su área propia para el cultivo.

Un poco más tímido, el aumento entre los establecimientos con 1.000 ha o más, tanto en número como en área pasó del 45% al ​​47,5% de 2006 para 2017. Ya los establecimientos menores, entre 100 y 1000 ha, vieron su participación en el área total cayó del 33,8% al 32% y tuvieron una disminución de 4.152 unidades.

En cuanto a la condición legal de la tierra, la proporción de establecimientos en tierras propias creció del 76,2% al 82%, un avance importante. Pero la participación de estos establecimientos en el área total, en contrapartida, disminuyó del 90,5% al ​​85,4%.

Uno de los desafíos en constante debate entre nuestros líderes, la cuestión de la sucesión rural, también fue blanco del rayo-x del Censo Agropecuario, lo que nos ayuda a pensar acciones y cobrar políticas más eficaces de fijación en el campo.

De 11 años, la mano de obra en los establecimientos agropecuarios sufrió un revés de 1,5 millones de personas menos, incluyendo productores, sus parientes, trabajadores temporales y permanentes. En el mismo período, la mecanización tomó fuerza con el crecimiento del número de tractores en el 49,7%.

Esta reducción no es más que el reflejo de las transformaciones ocurridas en la sociedad y en su modo de producción, como la mayor concentración industrial en las áreas urbanas. La escasez y la precariedad del trabajo en el medio rural, además de la elevada concentración de tierra, también contribuyen a ese resultado triste. Esto demuestra que Brasil tiene mucho que hacer para mejorar, principalmente en lo que se refiere a las condiciones de trabajo en el campo, evitando la informalidad y la explotación de la mano de obra.

De hecho, el Brasil rural está de cara nueva. Pero el conjunto de agricultores familiares quiere más. Más desarrollo, más acceso a la tierra, más políticas públicas a los jóvenes, mujeres y tercera edad, entre otros, para garantizar el mantenimiento de un segmento fuerte y pujante. Por eso, Contag continuará luchando para que el reflejo de esas conquistas esté estampado en los próximos índices del IBGE.